Al Cid se arriman galopantes.
Se arrima la noche
de coraza iluminada.
Se arriman yelmos deslumbrantes
con filoso ruido
metálico de espadas.
Se arriman tantos a su estrella
que la noche ya destella
sobre la masa rutilada
y los montes de la sierra
se remueven
cuando pisa fuerte su mesnada.
Cabalga Cid cabalga
y no te pares
Cabalga y persevera
con tus pares
para caer en Castellón
con lanzas esforzadas.
El Cid cabalga
con paso acorazado.
Los adelantados
que caen a la mala
son los salteadores sabedores
de la tierra numerosa de ganado.
De rebaños y manadas prosperados
con su campeador
contento van contando
para sus caballeros, caballares.
Mueren los moros degollados
y los pocos vivos
fecundados.
El Cid ciñe la espada
y atesora su botín
pacificante de los moros
hace patria España
liberando moras
para que no diga mal
el moro emir.