Azur y Muño
se dan golpes fieros
en cada escudo
traspasa Azur
del Muño propio escudo.
Pero la herida
que hace un cobarde
no es herida.
Muño va por la vencida
atravesando adarga
coge carne Azur
hasta limpiar el hueso.
Presta se clava la espada
en pleno peto
cuando el padre grita:
- ¡Por Dios,
a mi hijo no lo mates!
En un dos por tres
se acabó el combate.