Adiós al batallador ilustre
de la fermosa barba tan cumplida
cuiden de Jimena y de sus hijas
que dicen ser mellizas,
pero eso no es cierto.
Adiós fieles castellanos.
Adiós a los vasallos.
Tan contentos salen de la misa
con riendas sueltas liberadas
fuera dese reino
y con prisa.
Se suman a la polvareda
van hacia el destierro
por la estepa de Castilla
Y se queda Jimena
en el convento
con sus niñas.