Las traiciones enredosas
los paganos, los infieles
caen bajo el brazo
justiciero ensangrentante
despreciando belicoso
al confidente odioso
Nervios del guerrero
estremecen los turbantes
cuando las filas moras
en dos por dios
se parten.
Victorioso se proclama
en Zaragoza y en Zamora
al Campeador campante.