LA PROMESA

- Vasallos;

me arrojan de Castilla.
Por amor al rey Alfonso
aunque lo supliquen los cielos,
a mi barba no arrimo tijera.
No tajaré ni un pelo de ella.
Se mantendrán intonsos
mi barba y cabellera.

El batallador y sus pendones
no son dignos de perdones
y en cada puerta los atisbos,
y en las ventanas las miradas
hallan puerta y puerta
bien trancada.

A las puertas de Burgos

nadie digna alojar a sus leales

Se encumbra cidi en la estribera
y llama a voz para que abrieran.

Son las doce para doce
Los muros parece que no oyeran.


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