ENCUENTRO CON EL CONDE DE BARCELONA DON RAMÓN DE BERENGUER

Bien dice el anónimo:
quien se queda,
mengua.

Dejarán el campamento
donde se libraron los campales
y de amanecida cabalgarán los afanosos.

Avanzará sobre regiones protegidas
por marqueses, condes y señores.

Y como quien busca encuentra,
el bueno de Vivar arrasa y tala
por donde pisa el conde infame.

Por agravio y por escarnio
será retado el expatriado.

He aquí su arenga:
- Guerreros,
la contienda es desigual.
Nunca
descendió nuestro  blasón.
Espero
que esta no sea la ocasión.
Si muero
mis dos brazos derechos
cumplirán con su deber.
Pues el Conde don Ramón
no permitirá  nuestra partida.

- Aquí sea la batalla acometida.