LEALTADES DE LOS DE EL CID

Sin embargo el Cid advierte
que más de alguno
se irá gustosamente
y por ello espera,
el señor de Valencia,
justamente
bésenle su mano
como corresponde a los vasallos.

- Besen mi mano servidores
  que yo besaré la de mi soberano.
  En caso contrario
  serán cercenados brevemente.

Es natural que el batallador
tenga  la mano baboseada
por tres mil seiscientos sonrientes.