que son malos
soberbios, brutales y perversos
Además feos.
Ellos traen endebles calzas,
nosotros gallegas sillas.
Nosotros somos buenos
leales, espléndidos y bellos
justos y valientes.
Generosos.
Para ese millón de lanzas
con cien caballeros nos alcanza.
Las mesnadas luchan
bravamente.
Con alegría van destripando
y con arrojo descartando.
Con bravura matan
hieren las soldadas,
la traspasan
Y se apodera el Cid carneando
de gran espada,
(Y que sepan, hija, los becarios
que este es cuento sobrio
muy distinto al de Huidobro.)
Ha vencido el Cid en la batalla
y ha perdido sangre propia
capturando al Conde
de nombre don Ramón
y a muchos de sus nobles.
Nuevos botines van sumando
monedas de pecheros y vasallos.
Corren las viandas prestamente
adobadas por ganancias triplicadas
y al conde prometidas prontamente
Pero este no responde al alimento
de semejantes mal calzados
aunque ahora
vayan bien montados.